jueves, 22 de noviembre de 2012

La Justicia en España: A la lentitud se suma la carestía.- Peor el remedio que la enfermedad

"Si la justicia existe, tiene que ser para todos; nadie puede quedar excluido, de lo contrario ya no sería justicia”.- Paul Auster (1947-?) Novelista y poeta estadounidense. 


“Las tasas de Gallardón sublevan a la justicia
El encarecimiento del acceso a los tribunales no se aplicará hasta dentro de “unas semanas” Nace con la oposición de partidos, sindicatos y profesionales del sector
( “El País”, V. GUTIÉRREZ CALVO / María Fabra 22 NOV 2012 )
Las nuevas tasas judiciales —que a partir de ahora pagarán todos los ciudadanos, no solo ciertas empresas como en la actualidad, y que disparan su cuantía— fueron publicadas ayer en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y entrarán en vigor “en unas semanas” (no hoy mismo, como sería preceptivo, porque la gestión del cobro no se puede practicar). Nacen con la oposición de todo el sector de profesionales de la justicia —jueces, fiscales, secretarios judiciales y abogados—, de todos los partidos políticos salvo el PP y de los sindicatos.
La jurisdicción penal —que supone el 72% del total— queda exenta de las tasas, así como ciertos pleitos referidos a derechos fundamentales y algunos de los que tienen que ver con causas de familia y menores. Tampoco se pagará tasa en la primera instancia de los pleitos de lo social (por ejemplo, una demanda por despido). Para el resto, las cuantías van de los 100 euros en un procedimiento monitorio (una reclamación por una deuda) a los 1.200 euros de un recurso de casación ante el Tribunal Supremo. Y eso es solo la tasa fija: luego hay otra variable que resultará de multiplicar por 0,5% el dinero que se reclame en el pleito; si no se reclama dinero o no está cuantificado, la tasa variable serán 90 euros.
El PSOE ha anunciado que presentará recurso ante el Tribunal Constitucional al entender que la nueva norma vulnera el derecho a la tutela judicial efectiva y rompe con la igualdad que proclama la ley fundamental. De momento, jueces y letrados aprovecharán las concentraciones ya convocadas para este viernes ante el Ministerio de Justicia y ante todas las sedes judiciales para manifestarse en contra de la medida.
A las tarifas fijas se añadirá una variable, en función del dinero que se reclame
Sin embargo, el Gobierno no teme el recurso del PSOE: considera que el Tribunal Constitucional ya se ha manifestado en varias ocasiones avalando la legitimidad de las tasas “si respetan el principio de proporcionalidad en función de la capacidad económica de los ciudadanos”. El subsecretario de Justicia, Juan Bravo, aseguró ayer que “el diseño de esa nueva ley de tasas respeta ese principio”.
Pero los críticos sostienen justo lo contrario: las nuevas tasas, según consideran jueces, fiscales, abogados y partidos de la oposición, dividirán a los ciudadanos entre “ricos” —los que podrán seguir acudiendo a los tribunales porque podrán pagarlo— y “pobres”, para quienes el acceso a la justicia se encarece de forma notable.
El Ministerio de Justicia, dirigido por Alberto Ruiz-Gallardón, replica con tres argumentos: que “los pobres” seguirán sin pagar tasas porque tienen derecho a la justicia gratuita; que la jurisdicción penal también sigue exenta y es el grueso de la actividad judicial; y que algún mecanismo disuasorio había que adoptar para acabar con la “excesiva litigiosidad” que hay en España (nueve millones de asuntos entraron en los juzgados el año pasado, según los datos del Consejo General del Poder Judicial). “Hay que plantearse si es justo que un servicio público que se usa de forma muy esporádica y que al Estado le cuesta mantener lo pague solo el conjunto de los contribuyentes, sin ninguna contribución del usuario”, afirma un alto cargo del Ministerio, que subraya también que muchos recurrentes alargan los pleitos con sucesivos recursos, ahora gratuitos, solo por ganar tiempo. Y concluye recordando: “Mucho más se paga por el abogado y el procurador que por estas tasas”.
El preámbulo de la norma publicada ayer señala que esta “pone todo el cuidado” en que la regulación de tasas judiciales en los órdenes civil, contencioso-administrativo y social “no afecte al derecho a acceder a la justicia”.
En 1986 el Gobierno del socialista Felipe González anuló las tasas judiciales, derogando así una ley de 1959. El pago se reintrodujo en 2003, con el Gobierno de José María Aznar, pero solo para grandes empresas. A partir de ahora todos los ciudadanos habrán de pagar por presentar una demanda civil o un recurso contencioso administrativo. Justicia prevé ingresar 306 millones de euros por esta vía (el 10% de su presupuesto, menos que en otros países europeos).
El Consejo General de la Abogacía Española y representantes de la Comisión Interasociativa de Jueces y Fiscales, entidad integrada por las principales asociaciones de magistrados y fiscales, han optado por aunar esfuerzos con el fin de que se declare la inconstitucionalidad de esta ley.
Justicia subraya que los casos penales y las rentas muy bajas están exentos
Por otro lado, el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, consideró la iniciativa de Gallardón como “un retroceso más” en el “sistema de derechos y libertades” y acusó al PP de utilizar la crisis “como coartada para imponer un cambio muy profundo y cargado de ideología”. “La derecha española nunca se había atrevido a tanto”, agregó el dirigente socialista.
Según la asociación de consumidores Facua, esta ley “abre la puerta a que las empresas se nieguen a acatar las decisiones del sistema de arbitraje, al obligar a los consumidores a pagar un mínimo de 200 euros para exigir su cumplimiento”. Y el Sindicato de Secretarios Judiciales (SISEJ) se quejó de la nueva Ley de Tasas que, según consideran, les convierte en “meros recaudadores” y va “contra la ciudadanía”. Los sindicatos CC OO, UGT, CSIF y USO rechazaron también las nuevas tasas judiciales.
La ley fue publicada ayer por el BOE y, por tanto, las nuevas tasas deberían entrar en vigor hoy. Pero finalmente no será hasta dentro de “unas semanas” cuando los ciudadanos que acudan a los juzgados empiecen a notarlo en su bolsillo. La aplicación de la norma se ha retrasado porque el Ministerio de Hacienda aún no ha publicado el impreso de pago, con el que los usuarios deben hacer efectivas las tasas antes de presentar las demandas y recursos que han dejado de ser gratuitos.
El subsecretario de Justicia señaló que el retraso no se ha producido por la presión de los colectivos críticos sino porque la propia ley señala que Hacienda debe publicar la orden para regular el procedimiento. Bravo comunicará hoy a los secretarios judiciales que, de momento, no se cobre ninguna tasa.”
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A lo mucho que se ha escrito y todavía ha de escribirse sobre el tema de las tasas judiciales, solamente pueden añadirse algunos puntos de vista de quienes de una u otra manera nos vemos afectados por esa Ley que las establece.
Hay que proclamar, de inicio, que todo semeja una chapuza más, porque mal se comprende que se publique una Ley, tramitada en el parlamento por el procedimiento de urgencia, repitiendo que entra en vigor al siguiente día de su publicación, para en el mismo día haber de puntualizar que sólo se aplicará cuando se hayan aprobado los modelos de impresos para ingreso de las tasas. (¿Dónde la urgencia?)
Es decir, que se aprueba una ley que es inaplicable a su entrada en vigor, probablemente porque nadie ha reparado que a esa disposición le faltaban soportes tan esenciales como los medios (formularios o impresos) para recaudar las tasas.
Pero lo más grave no radica en el hecho de que falten los dichosos impresos, sino en la irreflexión que implica el propio contenido económico de la Ley, pues establece en bastantes casos unos importes planos, sin proporción ni relación  alguna con lo que es objeto del proceso judicial, y buena prueba de ello es lo repetido de que para impugnar una multa de 100 euros hay que pagar una tasa de 200.
Se dice que la solución está en la justicia gratuita, que se anuncia va a ser reformada, pero sin armonizar esa adaptación con la entrada en vigor de la cacareada Ley, y por ello se mantiene una estructura de la justicia gratuita que se ha revelado como muy deficiente, porque son muchos los casos en que ciudadanos absolutamente arruinados no pueden acceder a ella porque en años anteriores gozaron de fortuna. Y la tramitación de los beneficios es lenta y mala. Además de que las Comunidades Autónomas, que han de pagar los servicios a los profesionales están arruinadas y lo hacen tarde y mal.
La auténtica realidad es que esta disposición legal que establece las tasas tiene esencialmente un afán recaudatorio y no el disuasorio que se ha dado como motivación, porque mal se concibe en un Estado de Derecho que por vía de costes se trate de limitar el acceso a la protección judicial.
Y detrás de esa reforma recaudatoria subyace la incapacidad para dotar adecuadamente a la Justicia, mediante los medios humanos (jueces, secretarios, funcionarios) suficientes, en tribunales suficientes, y con medios materiales adecuados, ya que la atribución de ciertas competencias al Consejo General del Poder Judicial se ha convertido en casi una entelequia, porque el poder efectivo de creación de tribunales y de dotaciones económicas lo sigue reteniendo el gobierno.
Se comprende que al actual gobierno de Mariano Rajoy le ha tocado “bailar con la más fea”, aplicando reformas que son impopulares y buscando ahorros y recortes por doquier, pero la realidad es que el “modus operandi” está siendo tan desordenado, tan falto de criterio, que un día de estos se nos mandará cualquier cosa prometiéndonos aprobar a posteriori la norma que lo autorice.
A las críticas de los colectivos implicados en la Administración de Justicia ha de añadirse la del ciudadano a pie, no ya porque llegar a los tribunales le resulte mucho más caro, sino porque además no se ha tomado en cuenta la desigualdad social de quienes acceden a los estrados.
“Visteme despacio, que tengo prisa”, reza el refrán español, desde luego inobservado, porque en el caso que comentamos, en vez de vestirnos nos han desnudado el bolsillo, y la prisa simplemente ha servido para una chapuza más.
”Cosas veredes,, amigo Sancho”, sentenció Don Quijote.
Y es verdad que aún nos quedan muchas –y no buenas— por ver y sufrir en este contexto.

EL COLECTIVO DE JURISTAS DEL CENTRO EUROPEO PRO ASESORAMIENTO Y NEGOCIOS, SCP (CEAN, SCP)